lunes, 28 de septiembre de 2015

EL EDUCADOR VENEZOLANO DESDE SU FORMACIÒN

UNA MIRADA A LA ESTRUCTURA DE FORMACIÓN PROFESIONAL DEL EDUCADOR VENEZOLANO.

Prof. Oxio Ramos
     
Un educador tiene pautada en su hoja historial de vida, la labor más noble que Dios, el creador del universo y de todo lo que existe le ha encomendado; la actividad docente dentro del proceso laboral humano es una de las profesiones muy importantes, debido a que, del educador depende  el futuro desarrollo  intelectual de los hombres y mujeres de la sociedad.
     Los docentes no solo son transmisores de conocimientos, sino que su formación académica, sus aptitudes personales e interactuación social los convierten en un ejemplo a seguir, un modelo, un guía, una especie de antorcha que comienza a iluminar el inicio del transitar por el conocimiento de sus semejantes.
     Por ello radica la importancia de compartir ciertos caracteres sobre cómo debe estar estructurado su perfil profesional, indagar y dar opiniones como debe ser un educador, tomando en cuenta los siguientes aspectos: formación académica,  organización actitudinal, desarrollo psicosocial así como aquellos otros factores que nutren su potencial pedagógico humanista social.
     Desde el contexto mundial, a raíz del inicio del nuevo milenio se ha vertido inquietud sobre el proceso de formación de los nuevos educadores en las diferentes especialidades que contemplan los currículos de los distintos países latinos americanos y caribeños, para lo cual se han fundamentado variados métodos de investigación que permitan conocer la realidad del desarrollo y consolidación de la educación dedicada a formar a los profesionales de la pedagogía.
     Dichas investigaciones han reportado que aún se mantienen planes limitatorios en lo que respecta a la preparación de los educadores por un conjunto de circunstancias como son la variedad de enfoques teóricos, la desvinculación existente entre lo que se enseña y lo que se lleva a la práctica,  la recurrencia de métodos de enseñanza tradicionalistas que producen la disminución de la calidad en la preparación profesional de los educadores.
      Estas reveladoras cifras, indican que en el contexto educativo latino americano existen algunos factores que están presentes en los modelos educativos a través de los cuales se forman los educadores y que varían de un sitio a otro, de una universidad a otra, así sea en un mismo país.
      En este sentido se estima que la variación curricular, la orientación que facilitan los profesores encargados de las diferentes cátedras que conforman los componentes educativos de formación tanto general como en lo referido al campo de la pedagógica necesita revisarse, actualizarse y hacérsele un exhaustivo seguimiento, con el propósito de potenciar esta loable labor; cuyo accionar logre concebir los nuevos profesionales de la educación.
     Desde una visión prospectiva de este argumento se observa en la formación de los profesionales que se encargaran de la educación pre escolar y primaria en Venezuela; que las personas que egresan e ingresan al campo de la docencia, en algunos casos tienen muy poco dominio del conocimiento de las particularidades psicofisiológicas, motrices y psicológicas de los niños de estos niveles educativos, situación que conduce a pensar que estos profesionales tienen también que desarrollar dentro su ámbito socio educativo estrategias, técnicas y métodos para abordar procedimientos de trabajo con todos los escolares y así mismo proceder con la atención educativa de los colegiales con necesidades educativas especiales, discapacidades y dificultades de aprendizaje.
     Al analizar este punto, se entiende que existe una baja en la consolidación del perfil de formación y de egreso de los profesionales de la docencia tanto de la educación integral como del resto de las otras especialidades.
     En este sentido, la formación de estos profesionales de la educación de los niveles de pre escolar y primaria integral, tienen un papel preponderante debido a que durante su práctica pedagógica deben desenvolverse adecuadamente desarrollando muy eficazmente la concepción de las teorías educativas que son vitales en el trabajo pedagógico que se lleva a cabo en las diferentes aulas.
     Igualmente en lo que corresponde a la formación de los profesores  y del resto de las especialidades como: Lengua y literatura, Ciencias biológicas, Química, Matemática, Física, Geografía e Historia entre otras, ameritan de una revisión curricular así como de los métodos y estrategias empleadas para transmitírsela a los estudiantes de la educación básica media.
     Reviste primordial importancia el proceso de redimensión de estas asignaturas, debido a que son la base de formación de origen integral de los nuevos hombres y mujeres que se iniciaran en las diferentes ramas del saber, esto necesita principalmente de procesos motivacionales didácticos que consoliden el aprendizaje de todas las asignaturas, evitando de esta manera las constantes repetición de año lectivo,  así como deserción escolar. Logrando de esta forma nutrir el proceso didáctico donde la aprehensión de los diferentes contenidos de todas las áreas académicas sea dinámica, armoniosa y de calidad.
     Conforme a los juicios emitidos anteriormente, es meritorio señalar que el proceso de formación de los maestros y maestras se ha convertido en un tema de análisis por parte de organismos internacionales como es el aporte que hace la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1990, a través de la Conferencia Mundial “Educación para todos”, la cual se centró en recomendar; la formación de maestros polivalentes con el propósito de lograr una articulación definida entre la educación formal y la no formal.
     Así mismo, ejercieron énfasis, en que se consolide una vinculación más estrecha de la formación inicial de los educadores a través de un proceso de formación permanente, donde se fortalezca su mejoramiento profesional y su constante actualización académica.
     Tal como puede apreciarse en el plano internacional se le confirió una formidable importancia a la precisión estructurada de los diseños curriculares de formación para las y los educadores, donde se establezca como norma: qué deben saber y que deben saber hacer para la apropiada realización de su futuro desenvolvimiento profesional.
     En tal sentido, el perfil profesional de los educadores necesita de un profundo análisis circunstancial permanente, con el fin de adjudicarle nuevas metodologías que propicien el cambio innovador en la tarea de formar nuevos educadores que irán a favorecer el proceso de aprendizaje de un gran número de estudiantes en sus recintos educativos, esto conduce a razonar que el modelo de formación de los profesores debe asumir la importancia de la educación destinada a la primera infancia, dando paso para que se desarrolle la confección de un diseño curricular adaptado a la necesidad de los estudiantes en su contexto educativo, el mismo tendrá pertinencia en cuanto a los avances científicos que se den para el momento.
     Otro aspecto a considerar en la construcción del perfil del educador es el referido a las características psicológicas del profesional de una determinada especialidad pedagógica, estas particularidades se constituirán en objeto de análisis para profundizar en lo que concierne a las cualidades intrínsecas individuales de la personalidad del pedagogo.
     Este enfoque dará inicio al conocimiento, manejo y valoración de cualidades y características personales con el propósito de indagar la capacidad del sujeto para desempeñarse como profesor, cabe destacar que los procesos psicológicos y estados emocionales de la persona están siempre en concordancia con lo que este realiza; por ello, se vislumbra enfocar algunas conductas de la persona como: estados de ánimo, introversión, extroversión, sentimientos de amor, cariño, comprensión, ansiedad, procesos depresivos, sociabilidad, paciencia entre otros.
     Conforme a esto, se cree pertinente que un futuro educador tenga un equilibrio psicológico moderado debido a que el proceso de enseñar, amerita de una nutrida gama de rasgos actitudinales del facilitador del aprendizaje; pues estos factores conducirán a lograr la afectividad y la efectividad en la  interacción estudiante docente.
En consecuencia, el factor edad toma fuerza muy significativa en la adquisición del aprendizaje, los niños en edad temprana son vulnerables, sensibles a los entes externos que actúan sobre o en ellos, de allí que las particularidades de la personalidad de los maestros tienen una importancia muy significativa por lo que se expresa lo siguiente:
“El niño de cero a seis años requiere de un adulto comprensivo y afectuoso, capaz de identificarse con él y de proporcionarle de la manera más paciente y cuidadosa todo aquello que ha de integrar su educación y la posibilidad de alcanzar el máximo desarrollo de sus potencialidades” (Documento en línea).
     En este sentido, se considera importante el conocimiento de los niveles de desarrollo cognitivo, el desarrollo afectivo social pues son estos los que van a precisar el conocer de forma adecuada las conductas sociales y  psicológicas de los niños, adolescentes y jóvenes en edad escolar.
     Desde aquí radica la importancia también de conocer los aspectos psicológicos de los que ingresan a cursar estudios de pedagogía.
     Desde esta concepción, es significativo mencionar lo expuesto por la Organización de las Naciones Unidas a través de la (UNESCO, 1996) en lo relacionado con los cuatro pilares fundamentales del conocimiento que se fundamentan hacia la formación integral netamente humana donde reúna aspectos personales, afectivos, actitudinales y habilidades en relación a los demás.
      Dichos pilares se enumeran así: aprender a hacer, aprender a ser, aprender a conocer, aprender a convivir, los mismos están en equilibrio con los diversos roles y competencias de los docentes en la cotidianidad del desarrollo pedagógico.
     En este mismo enfoque se considera que el docente debe adquirir los conocimientos, destrezas, y habilidades en el plano personal laboral; debe construirse un perfil para desenvolverse eficientemente y pueda fortalecer el objetivo de facilitar el aprendizaje que forme integralmente a un estudiante.
     Siguiendo el mismo orden de ideas, se tiene que universalmente la educación ha tenido una evolución histórica eficaz y es razonada como el medio más apto por el cual se transmiten valores, se preserva la identidad de los pueblos junto a su cultura, se nutre la ciudadanía, permite difundir los conocimientos relevantes, así como también conduce hacia la difusión y multiplicación de las capacidades productivas; esto precisa que la formación de un educador debe estar contextualizada con sus vivencias y las vivencias del estudiante en su contexto socio educativo, así también con la realidad del medio social, el momento histórico presente entre otros.
     En cuanto a las diferentes concepciones teóricas que postulan la reevaluación y actualización del currículo se promueven diversas corriente filosóficas que unifican criterios para apuntar que se debe llevar la pertinencia curricular a una innovación permanente pues esta busca ir corrigiendo aquellos objetivos que no tuvieron relevancia dentro del proceso de formación del profesional de la docencia, ello contribuirá a crear un perfil acorde para el mejor desenvolvimiento de los maestros y maestras.
     A partir de los señalamientos anteriores, es oportuno reconocer que el perfil es la representación de un modelo de actuación y de acción pedagógica que se fundamenta en diferentes teorías educativas y psicológicas, que dan como resultado un profesional a carta cabal; en cuanto a esto  el profesional de educación es un modelo y tiene encaminado desenvolverse a través de sus conocimientos, virtudes, habilidades y destrezas.
     Conforme a esta jerarquización que indica aspectos que debe contener el perfil del docente, Fernández  E, señala  “que el modelo del profesional es un patrón que debe modelar todas las actividades inherentes a la formación de un determinado especialista” (Fernández, 1989, pág. 78).
     En consecuencia, los defensores de algunas teorías de formación, capacitación y adiestramiento consideran que la creación y fortalecimiento  de capacidades cognitivas, las habilidades y destrezas tanto académicas como practicas y/o empíricas son fundamentales en el proceso de formación del estudiante, lo que forjara su futuro desenvolvimiento profesional.
     Ello enfatiza que el perfil del profesional debe estructurarse con meticulosidad siempre proyectándose a las características del contexto social comunitario futuro donde ejercerá su profesión.
     En atención a estas propuestas, se reflexiona que se requiere un profesional que constantemente nutra su función y acción pedagógica dentro de las contextualizaciones necesarias que posibiliten un afable encuentro con los conocimientos tanto académicos como aquellos que se derivan de la vida cotidiana, experiencias vivenciales, experimentales que fomentan su acervo académico como el práctico empírico que presentaran a un profesional de la docencia con capacidades de enseñanza óptimas.
     En este sentido, con las posibilidades que se derivan del rol social del profesional,  quedan establecidas las condiciones para que pueda realizar el libre ejercicio de la profesión.  Ante esto se toma como válida la siguiente aportación.
     “Se considera que el educador es aquel que posee un determinado saber, y que “en cualquier terreno es un ser excepcional por su cultura, su sabiduría, su habilidad”. (Beillerot 1995, Pág. 47)
     En referencia a esta apreciación se tiene que la cultura, la sabiduría, las habilidades, deben ser el modelo reflejo de la actividad que de alguna manera exprese las múltiples dimensiones de la vida social del docente, como valiosa fuente del saber.
      Esas habilidades para organizar y ejecutar el proceso educativo, la destreza para evaluar y autoevaluarse así como también someterse él mismo a la evaluación externa, también las capacidades y cualidades que le permitan ser y sentirse el máximo responsable de la calidad de los servicios del aprendizaje brindado a todos los educandos.
     Desde esta perspectiva se fundamenta un valioso criterio que es muy importante en el proceso de enseñanza y aprendizaje el cual es lograr despertar en los estudiantes el significado e importancia que para ellos tiene el aprender, como lo tiene para el maestro el enseñar; este constructo que va a producir conexión reflexiva de la enseñanza y el aprendizaje entre ambos.
     En esta prospectiva, atendiendo a las concepciones psicológicas del aprendizaje basado en las teorías constructivista, vigotskyana  y el aprendizaje significativo de Ausubel,  se encuentra que el perfil del docente está orientado y combinado a muchos elementos que le permiten acentuar su labor por la trascendencia de su ejercicio docente reflejado en la situación de los seres que enseña cada día en la sociedad. Cabe destacar el aporte  de éstos a la toma de decisiones que mejoren la calidad de vida, la de sus congéneres.
     En conformidad con esto, es posible hacer referencia al punto de las competencias cognitivas sociales e intrapersonales. Las competencias cognitivas que requiere el docente en formación deben estar consustanciadas con el manejo eficiente de los elementos que actúan en el proceso de enseñar,  tales elementos son caracterizados de la siguiente manera “necesita el conocimiento del contenido y la comprensión de la estructura de las disciplinas de su especialidad; requiere también, el conocimiento pedagógico del contenido, incluyendo el dominio de los medios para su enseñanza, los programas educativos, los textos y materiales disponibles, así como contenidos de otras áreas para relacionarlos e integrarlos de modo adecuado” (Galvis, 2007, pág. 57).
     En la actualidad el docente  en formación debe tener el conocimiento preciso que le facilite su integración en proyectos de aprendizaje que le permitan desempeño efectivo, e igualmente manifestar un comportamiento que la gente espera de su actuación.
     Conforme a esto se presentan las apreciaciones de Marín V, Pérez Godoy, Canelones Briceño y otros,  descritas en su trabajo de grado: (Perfil del Docente en el Marco de la Educación Venezolana Retos y Compromisos, 2013), con respecto al análisis del perfil del docente que se necesita en el sistema educativo venezolano. “El perfil del docente que se necesita en Venezuela para atender las debilidades existentes en las organizaciones educativas es cada día más exigente. Tal como plantea (Pachano, 2005, pág. 33) “en el docente están puestas las esperanzas para superar la crisis social que implica la crisis de valores, en el proceso educativo y por ende en el papel que el docente pueda desempeñar”.
     Esto indica que es imprescindible unir los esfuerzos necesarios para desarrollar todo lo concerniente a la formación integral de los nuevos docentes, debido a que estos van a sumergirse dentro del contexto social de la comunidad y es allí donde va demostrar capacidades, habilidades y destrezas muy eficazmente, teniendo en ese entorno a quienes aprueben su labor educativa.
      Desde las conceptualizaciones planteadas, es significativo formular que la formación del educador va creando en él habilidades, destrezas, conocimientos, métodos y estrategias que van a erigir su perfil profesional, queda de la persona lograr la aprehensión de ese compendio de conocimientos e irlos incorporando en su acción actitudinal para potenciar sus razonamientos, sus actos de vida en el contexto educativo; de esto  va a partir la comprensión del concepto de hombre educado.
     Conforme a esto, toda la información que se dé  durante todo el proceso de formación del educador va a crear un conjunto de características que lo van acompañar durante el desempeño de su carrera, aquí se enumeran algunas.
-El maestro debe ser un ejemplo a seguir
-El maestro debe propiciar un clima afectivo en los educandos
-el maestro debe permitir la libertad donde los estudiantes se conviertan en investigadores, exploren y manipulen los objetos con los que interactúa.
-Un maestro tiene que ser una persona sensible, con empatía y asertividad en la labor que ejecuta.
-Un maestro debe tener estrategias intrapersonales que le permitan influir confianza en sus estudiantes.
-El maestro debe abrirse a la comunidad, asumir su labor como un servicio social, ético, didáctico y filantrópico.
-Un maestro debe lograr fortalecer el equilibrio de las relaciones sociales entre sus estudiantes donde impere la solidaridad, la amistad y la tolerancia.
-Un maestro debe tener la capacidad para el diálogo, la motivación para desarrollar excelentes relaciones interpersonales con sus colegas.
     Al analizar los ítems antepuestos, se encuentra que el perfil del docente debe estar enlazado, consustanciado con las competencias sociales, las cuales tienen en su estructura aquellas competencias de la interacción social que dan origen a la singularidad de procesos sociales, afectivos, éticos, estéticos, comunicativos, convivenciales y la cooperación, estos tienen una fundamentación en la teoría humanista social que proyecta al hombre como un ente transformador y constructor de su propio destino en armonía con el contexto ambiental ecológico.
     Otro aspecto que fomenta este enfoque es el de las competencias sociales, que conducen al hombre a desarrollar la labor de asociarse en comunidad, negociar, emprender y consolidar proyectos, asumir el rol de liderazgo en la comunidad, el fin último de esta corriente es pedagógica humanista donde se le  proporciona al hombre las herramientas necesarias con las que logre potenciar su cultura académica tanto social formal  como no formal.
     Dentro de este conjunto de premisas que se han venido expresando con respecto al perfil del docente,  se comprende que las competencias sociales desarrolladas por el estudiante de pedagogía, deben irse fundamentando con el fin de que se materialicen en la adquisición de conocimientos que le ayuden a proyectar el proceso de aprendizaje de manera colectiva; donde logre atender las necesidades e intereses de los educandos con el uso metódico de herramientas pedagógicas que integren al estudiante, a la familia y el entorno comunitario en el minucioso proceso de construcción del conocimiento desde el contexto donde se desenvuelven, incluyendo los pilares: ser, saber, hacer,  y convivir.
     En atención a esto, en Venezuela el sistema educativo venezolano exige que estos pilares se conviertan en un eje fundamental en la formación educativa arraigado al paradigma de un proceso educativo como continuo humano, por lo que se prevé procurar una atención educativa integral que se desarrollará atendiendo las individualidades y las necesidades de los educandos.
     Otro aspecto al que hay que atender, es la fundamentación legal y los principios filosóficos que acompaña al proceso de enseñanza y aprendizaje, teniendo presente que este conjunto orgánico está fundado en la función pedagógica del maestro y esa función parte de una política de estado que le pide al docente conocer la realidad del estudiantado, trabajar en función de garantizar sus derechos así como también conocer estrategias que le permitan la asimilación del aprendizaje por parte de los estudiantes. Esto indica que el educador en formación debe ir fortaleciendo su didáctica mediante la investigación permanente.
     Prosiguiendo la continuidad de este tema, es vital hacer referencia sobre un conjunto de indicadores que señalan como debe ser un profesional de la docencia, tomando en consideración los siguientes aspectos: lo académico, lo actitudinal y lo social.
     Un aspecto importante que debe estar reflexionado, repensado, y estructurado en la personalidad del maestro es su componente Académico; este componente está referido a la manera como el educador desarrolla sus habilidades para lograr la mediación entre el aprendizaje y los estudiantes.
     Por ello el profesor debe ser: Innovador, esto implica desarrollar el proceso creativo que le permita trabajar con materiales educativos donde la eficiente práctica favorezca la adecuada aprehensión de los temas o contenidos, logrando también fortalecer las capacidades mentales y físicas de los educandos, la innovación en educación estimula el interés de los estudiantes debido a que constantemente están junto a sus maestros, creando y construyendo.
     Es necesario también que el docente se transforme en: Líder, factor que lo conducirá a dirigir, ordenar, organizar, atender y orientar mediante procesos de interactuación de forma adecuada que produzcan frutos de justicia en el medio escolar.
     Cabe destacar, que el profesor de las diferentes modalidades, de los diferentes niveles del sistema educativo debe ser: Dinámico, proyectar la clase de forma amena, llamativa, estimuladora siempre desarrollando juegos y dinámicas de grupo; estás  acciones activarán la ejecución del trabajo educativo y motivaran a los estudiantes a aprender de forma amena.
     Otra característica  que implica la función del docente es la de: Formador, un profesor debe guiar constantemente, orientar en los momentos anteriores y posteriores al surgimientos de problemas, así mismo el factor docente formador,  exige que un maestro debe enseñar valores con su ejemplo de vida, transmitiéndola a las personas que educa, esto capacitará a los estudiantes para que respondan a las situaciones que se originan en la sociedad donde hace vida.
     Un profesional de la pedagogía debe ser y estar: Informado, por lo que se requiere que conozca y maneje claramente los contenidos de su área y nivel, lo que le ayudará a la aplicación de estrategias y técnicas donde los educandos mejoren el aprendizaje ético, conceptual, teórico y práctico.
     Se precisa, que el docente debe ser: Actualizado, tiene en su desarrollo profesional la labor de buscar, adquirir y comparar información de lo que conoce y de lo que se va originando en el día a día, para así poseer las destrezas que le permitan preparar las clases apropiadas a las necesidades de los estudiantes y adaptadas al desarrollo de la ciencia y la tecnología.
     De la misma manera, un docente debe ser: Investigador,  manifestar sus capacidades científicas que lo dirijan a realizar procesos de curiosidad, desarrollo de la capacidad de asombro, desarrollar métodos y técnicas de observación, análisis, así  también técnicas de evaluación. Este es un aspecto intrapersonal del educador que al ponerlo en marcha lo lleva a exponer su pensamiento de forma coherente y a ser entendido por los demás.
     Visto lo anterior, de igual manera se expresan algunas cualidades Actitudinales que un educador debe amalgamar y desarrollar eficientemente.
     El profesional de la educación debe ser: Proactivo; manifestar iniciativa en la realización de su clase, en el desarrollo de su trabajo y en sus funciones como profesional formador de las nuevas generaciones, en este sentido tiene gran importancia su independencia y autonomía como persona preparada para impartir educación.
     Debe ser: Responsable, entregar a tiempo sus planificaciones, proyectos de aprendizaje, evaluaciones, estadísticas, información personal de él y de sus educandos, justificar sus inasistencias al trabajo, solicitar con anterioridad permiso  para cumplir otras actividades fuera de su sitio de trabajo.
     Otra característica actitudinal del educador, es: La Puntualidad, llegar a la hora establecida a su centro de trabajo, hacer acto de presencia en las reuniones ordinarias y extra ordinarias convocadas por el jefe inmediato, director, subdirector, coordinador docente entre otros, siendo puntual para el momento y respetando la llegada de los demás.
     Así mismo, el profesional de la docencia debe ser: Respetuoso, saludar al llegar a la institución y al despedirse, respetar otras ideas, contribuir en la creación de un buen clima institucional,  constituyendo la reciprocidad afectiva, comprensiva y de valoración con sus pares así también con la escuela.
     También resulta imprescindible que el profesor tiene que ser: Organizado, la ejecución de sus actividades lectivas deben estar pautadas con relación al tiempo, al espacio con el  propósito que no afecten su desempeño laboral; este profesional debe planificar las sesiones de clases con tiempo, estimar los recursos necesarios para desarrollar la misma, no debe caer en la improvisación.
     En atención a los requerimientos señalados se hace referencia también a las cualidades Sociales que debe manifestar el educador, las cuales se describen de la manera siguiente:
      La característica de ser: Sociable, conduce al educador a integrarse expeditamente a cualquier grupo de trabajo, ha actividades de compartir con sus compañeros, dentro de la fluidez de relaciones amistosas, manifestando cordura, educación y capacidad para relacionarse armoniosamente en un clima de camaradería.
     Se reflexiona también sobre el docente: Participativo, este debe estar inmerso en todas las actividades que se planifican y desarrollan en su centro de trabajo, debe tener la habilidad para dar ideas, mediante las mismas fortalecer el trabajo en equipo. Su adecuada e ininterrumpida participación lo hace sentirse identificado con la institución educativa, ayudando a consolidar la buena imagen de la misma.
     Del mismo modo se establece el ser: Comunicativo, el docente que conversa con sus colegas está demostrando la capacidad de expresar sus ideas, pensamientos y virtudes. También se destaca que cuando el docente comunica a sus superiores cualquier idea para buscar alternativas ante alguna vicisitud  manifiesta  su compenetración con su sitio de trabajo, así mismo mediante la comunicación constante se está potenciando una de las relaciones humanas más importantes.
     Debe ser: Solidario, el educador mostrará una actitud de apoyo frente a todas las situaciones que abruman a sus compañeros; de igual manera el valor de solidaridad se manifiesta en el educador al orientar  a sus compañeros cuando en su praxis educativa presentan dudas o desconocen algún detalle técnico, por si fuera poco se es solidario cuando se comparte con los compañeros de trabajo materiales pedagógicos, recursos educativos, técnicas y estrategias que los ayuden a mejorar su práctica pedagógica.
     De igual modo un docente debe ser: Atento y Agradecido, esto implica que cuando se recibe una orientación se debe dar las gracias, cuando un compañero participa como promotor de una actividad, cuando realiza una intervención en actividades centrales el mejor mérito de agradecimiento que equivale es la felicitación. Allí se le está reconociendo y agradeciendo su disposición para salir adelante a representar el cuerpo docente y a la institución educativa.
     En consideración a estas premisas se estima el rol de entrega, la habilidad para enseñar en una cualidad, el docente debe ser: Trabajador, en este sentido reconocerá el trabajo como un quehacer que actúa en el fortalecimiento de su desarrollo y realización personal; sentirse útil mientras unifica esfuerzos para dar lo mejor, sembrando en su personalidad rasgos actitudinales que lo conducen  a ser eficiente y exigente consigo mismo. Siempre estará dispuesto a brindar sus servicios profesionales a cabalidad sin evadir esfuerzos.
     En concordancia con todo lo tratado hasta ahora, se considera que los educadores son el motor que impulsa el tránsito hacia mejorar la cultura intelectual e identidad de los pueblos y por consiguiente se manifiestan muchas inquietudes en cuanto al trabajo educativo como labor social, teniendo que el proceso de formación de los educadores  arraiga demasiada importancia en el actual mundo convulsivo.
     Por esto se precisa que la educación avanza cada día,  por lo que se vale de una persona moral y científicamente formada para orientar en lo relativo a la cultura y al conocimiento es por esta razón que la labor de los educadores se fundamenta en marcos legales que le dan legitimidad, así también las corrientes axiológicas que le confieren rango a los valores que como norma de vida tienen cimiento en el intelecto y potencian el desarrollo de las sociedades.
     Por otra parte el accionar docente recoge los paradigmas de aprendizaje social, y últimamente las corrientes psicológicas positivistas que le confieren a la educación el don de ente que proyecta el bienestar físico motor, psicológico e intelectual del ser humano, en consecuencia para que esto de los frutos esperados es importante contar con educadores dignamente formados.      
     Los docentes son muy importantes a la hora de hacer los diferentes cambios en la sociedad  por se toma en consideración el postulado de Tegiri y Diker 1999, cuando enuncian las siguientes preguntas ¿Cómo transformar la escuela moderna concebida hace trescientos años, en una institución que responda a las necesidades de un mundo globalizado, de una cultura más mediática, de unos niños que sobre muchas cosas saben más que nosotros,  ¿Cómo confiar en el sentido de lo que enseñamos si las certezas científicas y la confianza ilustrada en el progreso indefinido del conocimiento están profundamente cuestionadas?
     Conforme a estas interrogantes valdría la pena responder que solo formando a maestros polivalentes, conocedores de su función docente, con vocación de servicio, comprometidos con su papel de liberadores culturales  se le puede hacer frente a todos los andamiajes transculturizadores que tratan de sentar sus fundamentos en la nueva sociedad.
      De conformidad con las apreciaciones descritas, se estima que la formación de los nuevos docentes que necesita este país venezolano debe hacerse a través de todas aquellas estrategias pedagógicas que implique toda forma de diálogo, posibilitando también  circunstancias donde se priorice el ejercicio de valores como la solidaridad, reconocimiento de los sentimientos e ideas del otro, la capacidad para reflexionar ante presiones, así también que el estudiante en formación docente aprenda a manejar los principios éticos de su función laboral y su rol como formadores de nuevas generaciones.
     Se hace la salvedad,  que la formación permanente debe optar por dar a los profesionales de la educación  la oportunidad de cambiar y despojarse de sus puntos de vista iniciales estableciendo en su acción;  tiempo para la reflexión sobre el saber, sobre el aprendizaje y el conocimiento y la forma de hacerlo encantador.
     Por último se cree pertinente que en el proceso de formación de los  educadores se debe deliberar en cuanto a los efectos de los medios de comunicación y las facilidades que brindan así como también sus efectos negativos, tendría gran significado si se lograra abrir espacios en el seno de la carrera pedagógica para investigar y además discutir la gran similitud de relación entre educación y medios de comunicación.
     Recientes investigaciones señalan a la comunicación como una herramienta que fortalece la competencia pedagógica estimándose que esta puede servir de apoyo en la formación de los nuevos facilitadores de aprendizaje mejor conocidos como maestros.


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