REFLEXIONES SOBRE EL CRECIMIENTO EN EL ÁMBITO LABORAL.
Por Prof. Oxio Ramos
Es común escuchar a muchas personas que se
desempeñan laboralmente en puestos que consideran inferiores, expresar ¡Quiero
crecer pero nadie me da una oportunidad!, siempre dejan ver en sus
exclamaciones que no hay un espacio adecuado para crecer, realizarse en el
plano profesional o gerencial cargos o puestos más altos en ese lugar.
Imprescindiblemente, ese tipo de
razonamientos no es el más idóneo, es cierto que a nivel de instituciones tanto
empresariales como en otras puede haber competencia a nivel de altos cargos dicha
competencia también se genera en los cargos de menor estatus, esto deja ver una
realidad de la vida institucional que no está exenta de opiniones y de ventajismo
entre sus empleados.
El principal detalle de este tipo de
rivalidades conduce a que cada empleado se esfuerce por ser el mejor y realice
sus actividades con la finalidad de llamar la atención del o los superiores.
En este sentido, lo que la mayoría de los
trabajadores no entienden es que están precedidos por una ley causal o la ley
de la EXCLUSIVIDAD; todo lo que es
especial y escaso es valorado grandemente, de igual modo todo lo que es común y
ordinario será desvalorizado.
En el mundo empresarial se manejan muchos
criterios que tienen una finalidad única “el
crecimiento de la empresa”, por lo
que a muchos empleados se les sugiere duplicar sus esfuerzos laborales, en esto
tiene gran importancia el liderazgo que cada uno de ellos desarrolle.
Cuando las empresas se ven comprometidas
en gastos imprevistos, como aumento de sueldos entre otros que la conducen a invertir capital, rápidamente inician el proceso
de despedido de personas y desde esa posición la empresa fundamenta un criterio
por situación de continuar la estabilidad, surgiendo la interrogante ¿A quién
despedimos? y ¿A quién mantendremos?, allí surge el rol de los que son
indispensables para esa compañía, es decir se mantendrán los que producen
ingresos para esta, los que se desempeñan adecuadamente, mientras que aquellos
poco eficientes saldrán.
Generalmente, los que lideran una fuente
de trabajo tienen una responsabilidad mayor la cual es encontrar a empleados
talentosos que puedan mantener la posición de la firma empresarial o de las
instituciones, cualesquiera que sean, es algo un poco complicado debido a que
se debe tener un buen ojo avizor y supervisor que vaya observando el
desenvolvimiento del personal ¿Quién se destaca más?, ¿Cuál persona es
confiable?, ¿A qué trabajador le preocupa la empresa?, en fin muchas
interrogantes.
Conforme a esto, cabe destacar que en la
mayoría de los casos se puede evidenciar que el éxito de las instituciones y de
las empresas estriba en la forma como se gerencia y en la manera como los
empleados asumen sus roles en constante disciplina, esto conduce a comprender
que la forma de administración de estos entes tiene que ver mucho con la
personalidad teniendo importancia el carácter, la voluntad, el aprovechamiento
del tiempo, la forma en que se comunique con los demás en fin un perfil cónsono
con la visión y misión de la institución o empresa.
En este sentido, las personas que entran
en una institución deben tener el deseo de superarse mientras realizan una
loable labor, pudiendo encontrarse trabajadores categorizados por su forma de
actuar; esto equivale a los que se destacan excelentemente y los que lo hacen
de manera regular.
Ahora bien, muchas personas realizan sus
actividades de forma asertiva de acuerdo a sus capacidades y destrezas lo que
conduce a identificar lideres dentro de ese ámbito laboral, si, líderes en
función de desarrollar aquellas buenas actitudes que no debe exigir la empresa
pero si debe exigirse el empleado, porque cada persona dentro de un ambiente de
trabajo debe tener una visión personal de dar lo mejor; es decir se necesitan
personas que lidericen sus acciones en función de lograr hacer la diferencia.
Se necesitan personas preparadas para
recibir órdenes, que solucionen problemas y tomen la iniciativa, que no
desfallezcan ante las situaciones agobiantes, y por si fuera poco que estén
siempre dispuestos a cumplir cuando se le exija o designen tareas urgentes que
convertirán a la institución o empresa en un ente que cumple a tiempo con lo
que se le indica. Estas acciones dejan por sentado que hacer la diferencia es
un principio de la personalidad.
Desde estas consideraciones, se visualiza
que existen muchas vacantes disponibles para este tipo de empleados o personas
con habilidades emprendedoras.
Por consiguiente, se dice que en el
ambiente de las empresas e instituciones públicas y privadas imperan ciertos
modos de injusticia, pues esto no debe ser una barrera para quien quiera
ingresar y salir adelante; se sabe que
la injusticia opera en todo estrato socio laborales.
En consecuencia para todo aquel que
ingresa a un medio laboral de alguna u otra forma, en un momento de su carrera
tendrá que enfrentarse contra el fenómeno de la injustica. Mas, es razonable
que la persona comience hacer la diferencia conforme a lo siguiente.
La diferencia está en los que sufren
injusticia y solo se lamentan y los que sufren injusticia pero se aferran en
creer que su potencial personal, laboral e intelectual es mayor que cualquier
iniquidad y en efecto garantizará su triunfo en el actual trabajo, en otra o en
su propia empresa, .
En conclusión, nunca exclame ¡Quiero
crecer pero nadie me da la oportunidad! aférrese a sus propias capacidades y
emprenda según su valor y visión, ¡que el éxito le acompañe!
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