miércoles, 19 de mayo de 2010

EDUCACIÓN HUMANÍSTA

Humanismo y Docencia
Por Prof. Oxio Ramos

La búsqueda de un sistema estructurado de ideales que permitieran elevar la dignidad del espíritu humano valorizándolo a través de importantes aportes culturales tuvo sus arraigados inicios en la antigüedad clásica, encontramos en esta época conformada por cinco siglos antes de la era cristiana que los sofistas desde su condición de educadores de una pequeña minoría, concibieron validez a un movimiento denominado humanismo, concepto que en el transcurso de los siglos se iría acompañando de realidades históricas, de nuevos contenidos y con redundancia en la formación humana, que se unió a la llamada educación general humana que se había originado en Grecia. Pero el humanismo propiamente dicho se enaltece en el renacimiento, como consecuencia del gran bagaje cultural aportado por la edad media la escolástica, la cultura moderna y la cultura antigua. El espíritu del humanismo no se limita a contemplar y adorar, si no que va a producir a crear, copia, imita y adopta modales y costumbres que va transmitiendo a un reducido conglomerado formado por pequeñas elites burguesas que protegían dicho movimiento, esta burguesía ascendían como clases dirigidas en contra del clero y la nobleza, por tal razón el humanismo, aparecía como anti-cristiano. El hombre de los humanistas del renacimiento, no era el hombre que trabaja, que produce las riquezas que unos pocos consumen; sino el de las elites poseedoras de las riquezas y el poder. De igual manera se afirma que la filosofía griega creo la figura de un hombre consolidada en la virtud y la razón a las cuales el pensamiento cristiano les añade juicios de voluntad y poder, fundamentada en la imagen política del hombre. Una intención preponderante es la surgida en los siglos XVIII y XIX, donde los hombres racionalizan el interés por las propiedades y el dinero; frente a esta realidad se puede afirmar que aunque el humanismo se le conoció en un principio como la mejor alternativa para el hombre alcanzar la libertad de sus ideas, pensamientos y de su espíritu; este estuvo alejado de las clases sociales bajas pues centró toda su atención a las altas elites.
No obstante el humanismo renacentista, con todas sus fallas, con todo su alejamiento del sentimiento popular introdujo nuevos valores que sirvieron de sustento en cada época de los movimientos filosóficos y aun hasta la entrada del siglo XX, cuando la psicología comienza a observar los aspectos impulsivos racional e inconsciente del hombre; esta psicología originó el psicoanálisis el conductismo y recientemente la psicología humanista que se dedica al estudio profundo de potencialidades como: creatividad, amor a sí mismo, crecimiento, organismo, necesidades básicas, autorrealización , valores, afecto, humor entre otros.
El hombre sigue siendo la medida de todas las cosas, estas existen y tienen valor por cuanto sirven para satisfacer necesidades propias de un hombre miembro de una colectividad y relacionado uniformemente con ella para realizarse dentro de ella. Por eso el humanismo ha cambiado de sentido y de contenido, tales cambios repercuten firmemente en la teoría y práctica educativa. Ya precisado lo anterior se entiende que el humanismo transcendió al hecho del hombre mismo, demostrando que el aprendizaje y la obtención de conocimientos no debe estar destinado a tendencias discriminatorias, ni se pueden obtener sino interviene el intelecto como las emociones del ser humano estas motivaciones deben venir de adentro hacia fuera y estarían determinadas por la conducta. El punto de vista de la psicología humanística tiene sus comienzos en la década de los sesenta (60) y surge amparado por las pautas siguientes: el proceso de aprendizaje amerita de revisión de prioridades educativas que conduzcan al desarrollo integral del estudiante, áreas cognoscitivas y afectivas entre otras. Ante tales exigencias, surge la siguiente interrogante. ¿Qué rol debe desempeñar el maestro como facilitador del aprendizaje?
Desde la concepción humanista el maestro debe estar preparado para enfrentarse a situaciones de incertidumbre y por ello debe orientar su formación para adquirir herramientas intelectuales que le sirvan para interpretar las situaciones complejas donde actúa y estrategias para abordar la realidad social. Requieren de conocimientos polivalentes que comprendan los ámbitos pedagógico general entendido como cultura educativa, el metodológico curricular como intervención práctica el contextual el de los propios sujetos de la enseñanza. Los aspectos socioculturales y socio- científicos. Un profesional con salud física e integral cuidadoso de su apariencia personal de actitud empática que le permita la comprensión del otro. Comunicativo y con capacidad para dar y recibir afecto. Con vocación para el ejercicio de la docencia. Esta gama de elementos son necesarios en lo que se refiere a la dimensión personal netamente humanista. Es oportuno señalar que vivimos una era de constantes e intensos cambios por tal motivo se requiere un docente con una dimensión pedagógica profesional pura que le permita comprender la relatividad del conocimiento implicado en una posición abierta a los cambios que Ocurren en su entorno, el docente debe ser un líder inspirador, sustentador y motivador .debe poner fin al mito que lo centra como dueño, apoderado y administrador de conocimientos, objetivos y evaluaciones.
En tal sentido las conductas de un docente centrado en los alumnos deben ser:
Orientación y ayuda en las dificultades, sensibilidad a opiniones, sentimientos y problemas. Respetar al estudiante cuando se equivoca, motivar y animar en todo momento, ser objetivo sin crueldad; es decir su rol debe trascender aun más de lo sociocultural; conocedor del contexto nacional y local donde se dedica a realizar su praxis educativa, debe tener capacidad para fijar posición sobre el modelo de sociedad y sobre la persona que se desea educar, manejando principios democráticos, esto nos muestra que la educación se ha venido desarrollando a lo largo de tres siglos en los cuales la obra de filósofos como Pestalozzi, Decroly, Froebel, Agazzi y Montessori entre otros ha surgido como la propuesta alternativa en la medida que se comprende que los niños y niñas tienen características propias distintas a la del adulto y requiere de una educación que responda alas mismas. Por esto el docente debe desempeñar un amplio rol en la nueva prospectiva educativa. Estas consideraciones permiten concebir con certeza un docente líder promotor de aprendizaje. Un explorador de problemas y soluciones atrevidas. Un auténtico conocedor en el momento presente y futuro inmediato, así como ser percibido como personaje significativo influyente y ejemplar al explorar conocimientos, tecnológicos, modos de vida y estilos de interacción más humanos, eficientes y saludables. Un componente que no puede faltar en la educación como en casi nada en la vida es el amor, los educandos deben sentir que cada uno de ellos aunque no sea nuestro hijo es también nuestro, saber que ellos y nosotros estamos con diferentes papeles participando en una tarea crucial para toda la humanidad que es su educación. Cuando estos conceptos estén bien esclarecidos, no hay severidad hacia ellos que nos trasluzca, también nuestro amor. Creo, que el primer requisito para la efectividad del educador, en su misión humanísta, es creer, de verdad en sus estudiantes.

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